EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ
ABRE BIEN LOS OJOS…
Por Ramón Durón Ruiz
E
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n la epístola de
San Vitelio, el viejo Filósofo encuentra una síntesis maravillosa de la
expresión del amor:
“El que ama a Dios en sus criaturas, el que tiene
gratitud para sus padres, el que da ternura y cuidados a su esposa y a sus
hijos, el que llena las horas de cada día con su trabajo honrado, el que hace
bien a todos y a ninguno mal, ese es un santo.”
Cuanta gente
conocemos en la vida que son un monumento a la santidad por el amor que
profesan sin límites, se entregan a la misión de dar con amor con tal pasión
que generan una cauda de luz.
Los hombres con
abundancia, con éxito, prósperos y líderes, no son diferentes a ti, solamente
aplican en su totalidad y a la par, para sí mismos y luego para le gente de su
vida, el poder del amor que se les ha obsequiado.
Soy un viejo
campesino que disfruta la felicidad, el dinero que tengo, dinero jamás me ha tenido a mí. A mi edad, he aprendido el
valor de amar a mi Padre Dios de pensamiento, palabra y obra, haciendo el bien
a todos los hombres, por el bien mismo, recordándoles el poder terapéutico del
amor; respeto a todos los seres y a la madre la naturaleza, es ahí donde se
muestra Dios sin que lo sepamos.
He logrado entender
que aún la más refinada plegaria si se pronuncia y no llega de la mano de la
humildad, si no la ejercemos con actos plenos de amor, esta vana, deshabita y desprovista
de poder. Con
el paso de los años he aprendido que: “El dinero hace hombres ricos; el conocimiento hombres sabios;
[…el amor y la sonrisa] hacen
hombres grandes ".
El padre tiempo me
ha enseñado el regalo de saber amar y sonreír, cuando tienes la inteligencia de
ponerlos en práctica tu sistema inmunológico se refuerza y tu vida cambia para
bien, recuerda que amar y sonreír es una lección que dan los sabios y que hacen
suyo el principio “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”
Todos los sabios
principian por amar y reírse de sí mismos... por eso son: sabios.
Los programas de la
TV me muestran decenas de seres humanos cuyo dinero y poder está destinado a
atesorar en lo más íntimo: obras de arte, monedas, carros, costosas
colecciones.
Yo simplemente le
pido a mi PADRE que me ayude a que ésta mi casa Editora, me haga el honor de
publicar estas líneas y coleccionar lectores –como usted– con quienes pueda
tener el privilegio de compartir mis pinceladas de amor y humor, esos que viven
y vibran en lo más recóndito del ser nacional.
A veces me doy
cuenta que “hay iglesias en los pueblos que son como el SIDA… no tiene cura”;
este sólo asiste los domingos por la mañana a dar una misa tan somnolienta, que
hasta el mejor anestesista lo envidia, tan corta como la brevedad del tiempo;
después se retira. Este viejo Filósofo te recuerda que: donde dos oran esta DIOS y si DIOS está contigo… ¿Quién contra ti?
Cada nuevo amanecer
cuando tienes el don de amar y sonreír, cambia para bien tu vida y se la
cambias a quienes tocas con ella; edificas una existencia fincada en la
armonía, plena de luz, bendiciones y felicidad, entonces eres capaz de alcanzar
tus sueños, recuerda lo que William Shakespeare decía: ¡Estamos hechos de la misma materia que los sueños”
A propósito llega Masiosare, la nieta del Filósofo y
le dice:
––¡Abuelito!, quiero cumplir uno de mis más
grandes sueños, ¡me quiero casar!
––¿Y eso?, ¿pos’ qué inga’os te picó?
––La verdad es que creo que ya estoy
en edad de merecer y quiero que me des un consejo pa’ escoger un buen partido.
El viejo Filósofo le dio una fuerte chupada a
su cigarrillo, se meció suavemente en su sillón de palma y pareció perder la
mirada en las volutas de humo que se iban al cielo como sus sueños, luego, mirando
fijamente a los ojos de su nieta, le dijo:
––Antes de casarte abre muy bien los
ojos, ya después ciérralos un poco.
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