martes, 5 de marzo de 2013


EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ

ABRE BIEN LOS OJOS…

Por Ramón Durón Ruiz

E

n la epístola de San Vitelio, el viejo Filósofo encuentra una síntesis maravillosa de la expresión del amor:

“El que ama a Dios en sus criaturas, el que tiene gratitud para sus padres, el que da ternura y cuidados a su esposa y a sus hijos, el que llena las horas de cada día con su trabajo honrado, el que hace bien a todos y a ninguno mal, ese es un santo.”

Cuanta gente conocemos en la vida que son un monumento a la santidad por el amor que profesan sin límites, se entregan a la misión de dar con amor con tal pasión que generan una cauda de luz.

Los hombres con abundancia, con éxito, prósperos y líderes, no son diferentes a ti, solamente aplican en su totalidad y a la par, para sí mismos y luego para le gente de su vida, el poder del amor que se les ha obsequiado.

Soy un viejo campesino que disfruta la felicidad, el dinero que tengo, dinero jamás  me ha tenido a mí. A mi edad, he aprendido el valor de amar a mi Padre Dios de pensamiento, palabra y obra, haciendo el bien a todos los hombres, por el bien mismo, recordándoles el poder terapéutico del amor; respeto a todos los seres y a la madre la naturaleza, es ahí donde se muestra Dios sin que lo sepamos.

He logrado entender que aún la más refinada plegaria si se pronuncia y no llega de la mano de la humildad, si no la ejercemos con actos plenos de amor, esta vana, deshabita y desprovista de poder. Con el paso de los años he aprendido que: “El dinero hace hombres ricos; el conocimiento hombres sabios; […el amor y la sonrisa] hacen hombres grandes ".

El padre tiempo me ha enseñado el regalo de saber amar y sonreír, cuando tienes la inteligencia de ponerlos en práctica tu sistema inmunológico se refuerza y tu vida cambia para bien, recuerda que amar y sonreír es una lección que dan los sabios y que hacen suyo el principio “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”

Todos los sabios principian por amar y reírse de sí mismos... por eso son: sabios.

Los programas de la TV me muestran decenas de seres humanos cuyo dinero y poder está destinado a atesorar en lo más íntimo: obras de arte, monedas, carros, costosas colecciones.

Yo simplemente le pido a mi PADRE que me ayude a que ésta mi casa Editora, me haga el honor de publicar estas líneas y coleccionar lectores –como usted– con quienes pueda tener el privilegio de compartir mis pinceladas de amor y humor, esos que viven y vibran en lo más recóndito del ser nacional.

A veces me doy cuenta que “hay iglesias en los pueblos que son como el SIDA… no tiene cura”; este sólo asiste los domingos por la mañana a dar una misa tan somnolienta, que hasta el mejor anestesista lo envidia, tan corta como la brevedad del tiempo; después se retira. Este viejo Filósofo te recuerda que: donde dos oran esta DIOS y si DIOS está contigo… ¿Quién contra ti?

Cada nuevo amanecer cuando tienes el don de amar y sonreír, cambia para bien tu vida y se la cambias a quienes tocas con ella; edificas una existencia fincada en la armonía, plena de luz, bendiciones y felicidad, entonces eres capaz de alcanzar tus sueños, recuerda lo que William Shakespeare decía: ¡Estamos hechos de la misma materia que los sueños”

A propósito llega Masiosare, la nieta del Filósofo y le dice:

––¡Abuelito!, quiero cumplir uno de mis más grandes sueños, ¡me quiero casar!

––¿Y eso?, ¿pos’ qué inga’os te picó?

––La verdad es que creo que ya estoy en edad de merecer y quiero que me des un consejo pa’ escoger un buen partido.

El viejo Filósofo le dio una fuerte chupada a su cigarrillo, se meció suavemente en su sillón de palma y pareció perder la mirada en las volutas de humo que se iban al cielo como sus sueños, luego, mirando fijamente a los ojos de su nieta, le dijo:

––Antes de casarte abre muy bien los ojos, ya después ciérralos un poco.

 

filosofo2006@prodigy.net.mx/Facebook: filosofoguemez/Twitter: @filosofoguemez

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