sábado, 13 de julio de 2013

Visión Empresarial Por: M.V.Z. Jorge Pensado Robles.,


Gana el PRI, pierde México

La endeble democracia mexicana una vez más se puso a prueba en catorce entidades con resultados que sólo hablan de una regresión democrática.

Estas elecciones sólo confirman que no es voluntad de los Partidos Políticos convencer al ciudadano para sufragar a su favor, estas elecciones solo hacen ver una degeneración cada vez más profunda de nuestro sistema electoral ya que la competencia entre partidos es por demostrar en las urnas quien tiene más dinero para comprar el voto, movilizar mas ciudadanos, regalar mas electrodomésticos o material de construcción, quien tiene los abogados más costosos, quien trae al grupo musical más popular, quien acarrea mas ciudadanos a sus eventos masivos, así como demostrar quién tiene más capacidad para cooptar al árbitro electoral y  cometer más delitos para hacer ganar a su candidato .

La partidocracia y sus delincuentes electorales no trabajan para convencer al elector con buenos candidatos, con estructuradas plataformas políticas o programas de trabajo, no tratan de acercarse al votante tratando de convencerlos que su candidato es el mejor por sus conocimientos y experiencia, se trata de convencer con frivolidades, vender al que tenga la sonrisa más carismática o al que se le haga ver más atractivo para el sexo opuesto.

El regreso de vicios electorales  es evidente, la violencia, la amenaza, la quema de urnas, el carrusel, el acarreo, la compra de votos, el acumular credenciales de elector, el sobre gasto excesivo fueron la constante; la mano del gobierno detrás de sus candidatos fue determinante para poder dar continuidad al saqueo sistemático de los recursos públicos.

El voto a decir de la Constitución debe ser “Libre y Secreto”, así que si partimos de este precepto cualquier inferencia en su contra debería ser un delito electoral.

El que recibe material de construcción ya no es totalmente libre, al que se le acerca o acarrea a la urna ya no es libre, al que se le da un desayuno antes de votar en una “casa amiga” ya no votara en libertad, menos al que se le obliga a llenar un formato de 5 o 10 votantes promovidos que son su total responsabilidad, tampoco lo es quien trabaja para el gobierno y lo obligan a pegar una calcomanía en su auto o a ir a los mítines  bajo la amenaza de despedirlo si no lo hace.

No es libre y mucho menos secreto si le dan la boleta electoral ya marcada, no es secreto si a cambio de una foto de celular con la boleta marcada se le entrega un beneficio o se le excluye de algún programa de Sedesol.

La realidad es que tenemos una democracia fingida, a modo de quien gobierna,  en donde lo que está en juego es el presupuesto a ejercer, el poder que te da el dinero y la influencia que se gana para realizar negocios con empresarios afines.

México requiere un profundo cambio democrático que no se empujara desde los Partidos Políticos, solo empoderando al ciudadano y este  verdaderamente involucrándonos es que podremos cambiar.

En Victoria el interés de un grupo priista dolido que apoyó y financió  a Gustavo le dio sabor a la elección, enviando a un PAN soberbio y altivo al tercer lugar y arrebatándole 39 mil votos al PRI, olvidando aquellas elecciones arrolladoras de 80 mil votos del PRI, ganado con tan solo 48 mil, cantidad que no obtenía el “partidazo” desde hace 15 años.

Con el arribo de Alejandro a la presidencia, al margen de partidos, los victorenses ganamos, sin embargo tendrá que convencer a los 174 mil que no votaron por él, que no se sienten a gusto con el estado que guarda nuestra ciudad capital, que no están a favor de gobiernos ineficientes y corruptos, que no quieren ver más como unos cuantos se empoderan y se enriquecen.

Tamaulipas atraviesa una profunda crisis económica, pero es aun más importante la falta de credibilidad.

No creemos en las instituciones que nos gobiernan, no creemos en lo que los políticos nos prometen, no creemos en los medios de comunicación, no creemos en los empresarios, no creemos que verdaderamente se trabaje para recuperar la seguridad, no creemos en la iglesia, no creemos en los partidos políticos y solo gracias a los millones de pesos que  invirtieron, a las amenazas y al miedo colectivo es que el PRI  pudo hacer ganar a  la mayoría de sus candidatos en el país.

 

 

 

 

 

 

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