martes, 18 de junio de 2013

Pagina Electoral Por: Lic. Enrique López Sanavia,


ENCUESTAS DE OPINION

(Tomado del Libro Ensayo Electoral de Enrique López Sanavia)

 

 

 Para conocer las inquietudes públicas  y las posibilidades de triunfo de un partido político o de un candidato postulado para un cargo de elección popular, se requiere hacer uso de métodos probabilísticos y de estadística. El probabilismo electoral, averigua y rastrea el ánimo, la decisión y la opinión de los electores, que sin ser  verdadera o falsa totalmente, su práctica y  su resultado,  logra conocer e identificar la tendencia dominante  o la postura ciudadana en tiempos de elecciones.  En ese sentido, las encuestas, los sondeos o conteos preliminares,  como instrumentos  técnicos de probabilidad, desarrollan un muestreo o  un cálculo aproximado, que orienta , define  y presume  el grado de participación y la   tendencia más representativa de la voluntad civil.

 

 

La realización de encuestas o sondeos de opinión, necesitan ajustarse a   criterios y metodologías que autorice el órgano electoral competente. Estos elementos previos, insustituibles, concluyen con   el uso habitual y el abuso desmedido de cualquier publicación y difusión irregular de encuestas o sondeos sobre asuntos electorales. Por otro lado,  atendiendo al principio elemental, de que nadie debe presionar o influir en el elector o en la opinión publica, las encuestas practicadas al margen de la ley, ipso facto, debe el instituto comicial darlas a conocer públicamente, para desmentir tendencias equivocadas y difusiones faltas de seriedad, imponiendo  la sanción administrativa y además, por ser delito  electoral, dar cuenta a la autoridad judicial para su específica penalización.

 

La solicitud por escrito y el planteamiento de los  criterios metodológicos a seguir, son  requisitos  imperativos para toda empresa u organismo público y privado  que pretenda  ejercer esta función de vaticinio y pronóstico electoral. Mas sin embargo,  no basta la mera petición y adopción de una técnica de posibilidades para su legítima procedencia, sino que además de su aprobación institucional deben formalizarse plenamente, tanto el  registro oficial de candidatos como  el inicio de las campañas electorales. Sin estos indicadores relevantes que constituyen el arranque  para  un  sondeo ciudadano, se suman los plazos previstos para  su  ejercicio,  mismos  que  empiezan con  la jornada electoral, razón por la que gracias a su operatividad se anticipan y adelantan los resultados probabilísticos al propio cómputo final que rinden los órganos electorales.  Estos conteos o cómputos preliminares, requieren de la aprobación del instituto electoral para su aplicación interna o su uso externo. Un sistema computacional entrelazado con una red telefónica, son parte del mecanismo del conteo preliminar,  mismos  que conducen a  una  inmediata recuperación estadística, que no solo define tendencias electorales, sino que dan seguridad y un tinte de legalidad a los procesos electorales.   Los resultados del procedimiento aleatorio, al  corroborarse o existir analogía con  los del cómputo final, afirman la confianza de su operatividad en ambos cómputos  y demuestran a la ciudadanía  que son auténticos valores  de la democracia.

 

Las encuestas, sondeos y conteos preliminares, como elementos aleatorios comiciales, se ciñen a un muestreo y selección de grupos sociales o de la ciudadanía electora, a efecto de entrevistarla en forma  voluntaria y sin coacciones de ningún tipo.  Debe aplicarse una técnica probabilística que demuestre seriedad del evento; otorgue confianza al entrevistado y haya disposición para responder; que no exista dirección ni influencia partidista tras bambalinas; que no se ejecute como mera acción mercantilista.

 

En las encuestas de salida, una pregunta universal para todos los encuestados o un disco seccionado en partes iguales para cada partido político con el nombre del candidato postulado, serían la mejor opción y el mecanismo idóneo para obtener respuestas creíbles.  Sondear la opinión del ciudadano, antes de una elección, constituirá una práctica que arrojará resultados con porcentaje probabilístico  susceptible de cambios,  en virtud  de la movilidad de conducta de los entrevistados; se requeriría  de un nuevo sondeo o sondeo continuo para encontrar similitud o disimilitud de preferencias electorales.

 

La ciencia probabilística  contempla una variedad de encuestas.  Abunda su práctica, en  actividades  radiofónicas, telefónicas o televisivas, por prensa, revistas u otros medios de comunicación, ejecutados durante  el proceso electoral, mensual, semanal, días determinados,  o el propio día de la jornada electoral.  No serán confiables aquellas encuestas que se realicen en un ámbito pequeño o sectorizados;  cuando se pretende  influir sobre el electorado en favor  o en contra de un  partido o candidato;  cuando las muestras se realizan   sin abarcar todos los niveles de la población; o  lo más grave, si  los  encuestadores comercializan su trabajo y es   notorio el interés de guiar  los ánimos de la ciudadanía hacia un partido.

 

La trascendencia de las encuestas y sondeos electorales, reside en su fuerza pública, toda vez que indagan el gusto ciudadano y la tendencia política que predomina entre la población que  si vota. Empero, la ciudadanía necesita que se le eduque cívicamente para que participe en esta consulta aleatoria, acreciente su cultura política  y responda sin  evasivas ni temores a  la entrevista breve que va integrando un   cálculo probabilístico  mediante el cual habrá de conocer tentativamente el pensamiento y la acción de las mayorías. Basta una pregunta o un cuestionario protocolario, formulado por encuestadores debidamente identificados, para  obtener la muestra probable que determine, mida y detecte el nivel de fuerza, de atracción y de triunfo  electoral de un  partido político y  de un candidato.

 

Los conteos preliminares tienen  estrecha similitud  con el sondeo rápido o encuesta de salida el día de la jornada electoral, razón por la que gracias a su operatividad se anticipan y adelantan los resultados probabilísticos al propio cómputo final que rinden los órganos electorales.  Estos conteos o cómputos preliminares, requieren de la aprobación del instituto electoral para su aplicación interna o su uso externo. Un sistema computacional entrelazado con una red telefónica, son parte del mecanismo del conteo preliminar,  mismos  que conducen a  una  inmediata recuperación estadística, que no solo define tendencias electorales, sino que dan seguridad y un tinte de legalidad a los procesos electorales.   Los resultados del procedimiento aleatorio, al  corroborarse o existir analogía con  los del cómputo final, afirman la confianza de su operatividad en ambos cómputos  y demuestran a la ciudadanía  que son auténticos valores  de la democracia.

 

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