ENCUESTAS DE OPINION
(Tomado del Libro Ensayo Electoral de Enrique López
Sanavia)
Para conocer las inquietudes públicas y las posibilidades de triunfo de un partido
político o de un candidato postulado para un cargo de elección popular, se
requiere hacer uso de métodos probabilísticos y de estadística. El probabilismo
electoral, averigua y rastrea el ánimo, la decisión y la opinión de los
electores, que sin ser verdadera o falsa
totalmente, su práctica y su
resultado, logra conocer e identificar
la tendencia dominante o la postura
ciudadana en tiempos de elecciones. En
ese sentido, las encuestas, los sondeos o conteos preliminares, como instrumentos técnicos de probabilidad, desarrollan un
muestreo o un cálculo aproximado, que
orienta , define y presume el grado de participación y la tendencia más representativa de la voluntad
civil.
La realización de encuestas
o sondeos de opinión, necesitan ajustarse a
criterios y metodologías que autorice el órgano electoral competente.
Estos elementos previos, insustituibles, concluyen con el uso habitual y el abuso desmedido de
cualquier publicación y difusión irregular de encuestas o sondeos sobre asuntos
electorales. Por otro lado, atendiendo
al principio elemental, de que nadie debe presionar o influir en el elector o
en la opinión publica, las encuestas practicadas al margen de la ley, ipso
facto, debe el instituto comicial darlas a conocer públicamente, para desmentir
tendencias equivocadas y difusiones faltas de seriedad, imponiendo la sanción administrativa y además, por ser
delito electoral, dar cuenta a la
autoridad judicial para su específica penalización.
La solicitud por escrito y
el planteamiento de los criterios
metodológicos a seguir, son
requisitos imperativos para toda
empresa u organismo público y privado
que pretenda ejercer esta función
de vaticinio y pronóstico electoral. Mas sin embargo, no basta la mera petición y adopción de una
técnica de posibilidades para su legítima procedencia, sino que además de su
aprobación institucional deben formalizarse plenamente, tanto el registro oficial de candidatos como el inicio de las campañas electorales. Sin
estos indicadores relevantes que constituyen el arranque para
un sondeo ciudadano, se suman los
plazos previstos para su ejercicio,
mismos que empiezan con
la jornada electoral, razón por la que gracias a su operatividad se
anticipan y adelantan los resultados probabilísticos al propio cómputo final
que rinden los órganos electorales.
Estos conteos o cómputos preliminares, requieren de la aprobación del
instituto electoral para su aplicación interna o su uso externo. Un sistema
computacional entrelazado con una red telefónica, son parte del mecanismo del
conteo preliminar, mismos que conducen a una
inmediata recuperación estadística, que no solo define tendencias
electorales, sino que dan seguridad y un tinte de legalidad a los procesos
electorales. Los resultados del
procedimiento aleatorio, al corroborarse
o existir analogía con los del cómputo
final, afirman la confianza de su operatividad en ambos cómputos y demuestran a la ciudadanía que son auténticos valores de la democracia.
Las encuestas, sondeos y
conteos preliminares, como elementos aleatorios comiciales, se ciñen a un
muestreo y selección de grupos sociales o de la ciudadanía electora, a efecto
de entrevistarla en forma voluntaria y
sin coacciones de ningún tipo. Debe
aplicarse una técnica probabilística que demuestre seriedad del evento; otorgue
confianza al entrevistado y haya disposición para responder; que no exista
dirección ni influencia partidista tras bambalinas; que no se ejecute como mera
acción mercantilista.
En las encuestas de salida,
una pregunta universal para todos los encuestados o un disco seccionado en
partes iguales para cada partido político con el nombre del candidato
postulado, serían la mejor opción y el mecanismo idóneo para obtener respuestas
creíbles. Sondear la opinión del
ciudadano, antes de una elección, constituirá una práctica que arrojará
resultados con porcentaje probabilístico
susceptible de cambios, en
virtud de la movilidad de conducta de
los entrevistados; se requeriría de un
nuevo sondeo o sondeo continuo para encontrar similitud o disimilitud de
preferencias electorales.
La
ciencia probabilística contempla una
variedad de encuestas. Abunda su
práctica, en actividades radiofónicas, telefónicas o televisivas, por
prensa, revistas u otros medios de comunicación, ejecutados durante el proceso electoral, mensual, semanal, días
determinados, o el propio día de la
jornada electoral. No serán confiables
aquellas encuestas que se realicen en un ámbito pequeño o sectorizados; cuando se pretende influir sobre el electorado en favor o en contra de un partido o candidato; cuando las muestras se realizan sin abarcar todos los niveles de la
población; o lo más grave, si los
encuestadores comercializan su trabajo y es notorio el interés de guiar los ánimos de la ciudadanía hacia un partido.
La trascendencia de las
encuestas y sondeos electorales, reside en su fuerza pública, toda vez que
indagan el gusto ciudadano y la tendencia política que predomina entre la
población que si vota. Empero, la
ciudadanía necesita que se le eduque cívicamente para que participe en esta
consulta aleatoria, acreciente su cultura política y responda sin evasivas ni temores a la entrevista breve que va integrando un cálculo probabilístico mediante el cual habrá de conocer
tentativamente el pensamiento y la acción de las mayorías. Basta una pregunta o
un cuestionario protocolario, formulado por encuestadores debidamente
identificados, para obtener la muestra
probable que determine, mida y detecte el nivel de fuerza, de atracción y de
triunfo electoral de un partido político y de un candidato.
Los conteos preliminares
tienen estrecha similitud con el sondeo rápido o encuesta de salida el
día de la jornada electoral, razón por la que gracias a su operatividad se
anticipan y adelantan los resultados probabilísticos al propio cómputo final
que rinden los órganos electorales.
Estos conteos o cómputos preliminares, requieren de la aprobación del
instituto electoral para su aplicación interna o su uso externo. Un sistema
computacional entrelazado con una red telefónica, son parte del mecanismo del
conteo preliminar, mismos que conducen a una
inmediata recuperación estadística, que no solo define tendencias
electorales, sino que dan seguridad y un tinte de legalidad a los procesos
electorales. Los resultados del
procedimiento aleatorio, al corroborarse
o existir analogía con los del cómputo
final, afirman la confianza de su operatividad en ambos cómputos y demuestran a la ciudadanía que son auténticos valores de la democracia.
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