viernes, 27 de febrero de 2015

Linea ágata Francisco pucheta,

______Línea Ágata______
                               Por Francisco Pucheta González   
                              *Fallas en las nuevas generaciones de comunicadores     
   La improvisación, falta de vocación, de preparación y de una buena lectura influyen poderosamente en el pésimo desenvolvimiento de las nuevas generaciones de comunicadores que redescubren en el periodismo light una forma simple de ganarse la vida, faltando a la ética y al buen estilo que deben normar y honrar a la profesión.
 Como resultado de los lastres que arrastran se van empobreciendo profesionalmente y cada vez resulta más difícil encontrar trabajos de calidad en la prensa, la radio y la televisión.
A los errores que ensombrecen la carrera del comunicador de hoy se suman vicios como fallas ortográficas, de dicción y de pronunciación que se van sumando a la cauda de deficiencias de la que  adolecen los autollamados periodistas.
El desconocimiento del significado de las palabras agranda el problema.
La maestra Sandra Jasso que compagina una larga trayectoria como fotógrafa y la enseñanza académica en la carrera de comunicación recuerda que en años anteriores era común que los estudiantes ejercitaran su lenguaje con conjugación de verbos y prácticas ortográficas. ´´Hoy los errores son notorios hasta en el hablar´´, dice.
Díctales vocablos que lleven ´´x´´, doble ´´c´´ o ´´h´´ intermedia y verás en qué enredo se meten, añade Jasso.
El periodista Javier Claudio Gámez lidió con el jefe de información de un periódico local que argumentaba que ´´pedigüeño´´ no llevaba diéresis y por tanto le decía: ´´Vaya y entreviste a un ´pedigueño´ (? ) de la calle…´´.
San Magdalena Contreras, que ha abrazado la locución como carrera, recuerda a su abuela-materna decir que el silabario que enseñaban a principios del Siglo XX era muy rico y práctico, al conjugar todas las consonantes con las cinco vocales, un ejercicio común en la enseñanza  primaria. Así, por ejemplo:   
Baba sea la bala
Bebe sea la bela
Bibi sea la bila
Bobo sea la bola
Bubu sea la bula
En casa nuestra madre Adelita nos recitaba versos cortos para aderezar el reposo vespertino como aquel que ha ido pasando de una generación a otra:
Cinco pollitos,
Tiene mi tía,
Uno le canta,
 Otro le pía,
Y tres le tocan,
La sinfonía.
En el seno hogareño los trabajos de ortografía, caligrafía y lectura en voz alta, eran complementarios de las enseñanzas que uno recibía en las aulas escolares.
  


  July Limón

“Las cosas buenas pasan a quienes las esperan…
las mejores a quienes van por ellas”

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