jueves, 28 de septiembre de 2017

Desde Nuevo Laredo: La Columna Política de Carlos Domínguez,

Desde Nuevo Laredo:
La Columna Política de Carlos Domínguez

LA CLASE POLÍTICA MEXICANA, SIN EXCEPCIONES, SE ABSTIENE DE HACER DONACIONES CON DINERO PROPIO

SENADORES, DIPUTADOS FEDERALES, MAGISTRADOS Y HASTA EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, SE DICEN DONANTES PERO CON DINERO DE LOS CONTRIBUYENTES

A FALTA DE VERDADERA AYUDA, LOS POLÍTICOS RESPONDEN CON DISCURSOS

A Toda la clase política acartonada en la capital de la república mexicana, sin excepciones, vive en la opulencia y lo disfruta con sus familias a costa del dinero aportado por los contribuyentes.

Pero ninguno de entre esta legión de políticos, se ha desprendido de su propio dinero para hacer alguna donación a los damnificados por los disturbios meteorológicos y los sismos de septiembre en el sureste y la Ciudad de México.

Todos estos políticos, empezando por los senadores, tan pronto ocurrió el primer desastre abrieron una cuenta bancaria para que la ciudadanía aportara sus donaciones en efectivo, fondos que obviamente serían administrados por ellos, así como dicen administrar los recursos de la nación.

El mismo presidente de la república y su esposa, así como los dirigentes nacionales de la Cruz Roja, se han convertido en “organizadores” de la reconstrucción y distribución de alimentos entre los damnificados. Pero nadie de ellos ha dado dinero propio para ayudar a las miles de personas caídas en desgracia.

Es más. Toda esta clase política mexicana incluyendo a los líderes y dueños de partidos políticos, se han abstenido de proponer cuando menos la aportación personal correspondiente a un mes de salario, para destinarlo a las actividades de rescate y reconstrucción.

Andrés Manuel López Obrador, como siempre lo hace, fue el primero en sacar ventaja de la desgracia ajena, al expresar que su partido Morena “donaría” el 50 por ciento de su asignación anual del 2017, cuando en realidad esa donación es completamente falsa por tratarse de dinero aportado por los contribuyentes fiscales.

Obviamente, todos los líderes de partido a nivel nacional se sumaron a la propuesta del dios pejelagarto, a sabiendas de que el dinero en cuestión es propiedad de los habitantes de México ajenos a la contumaz actividad política.

Sin vergüenza alguna, la clase política ha devastado económicamente a la sociedad mexicana, a cambio de discursos en los que el gobierno federal y los políticos de partido asumen la calidad de verdaderos héroes.

La Cruz Roja Mexicana, haciendo honor a su deshonorable actividad en los últimos 15 años, se ha dedicado a organizar la distribución de alimentos y otros enseres aportados por los mexicanos en todos los estados de la república, sin aportar sus directivos la mínima suma de dinero y el mínimo esfuerzo en los trabajos de rescate y reconstrucción.

Ningún senador o diputado federal; ningún magistrado de la dizque Suprema Corte de Justicia de la Nación; ningún alto funcionario del gabinete presidencial; ningún dirigente de los comités nacionales de algún partido político; y ninguna esposa o esposo de toda esta gama de elegantes farsantes, ha sido visto desvelándose y laborando en las actividades de rescate y reconstrucción en el sureste y la Ciudad de México.

Y de acuerdo con la naturaleza propia de los habitantes de México, la ayuda ciudadana ha fluido hacia el sureste y la ciudad de México, procedente de hasta el más apartado rincón del país, sólo para ser acaparada por los representantes de esta clase política que se adjudica la entrega de lo aportado por la ciudadanía.

De frente a esta tragedia nacional, los únicos que no ceden en sus privilegios a favor de los damnificados son los políticos de la federación, que usan el dinero del erario público como suyo propio, al estilo del viejo proverbio popular que dice: “Saludando con sombrero ajeno”.

A cambio del apoyo con dinero propio, los políticos aportan discursos al por mayor en donde quiera que se encuentran, en franca competencia entre ellos mismos, pagando publicidad en los distintos medios de comunicación impresa, de la radio y televisión que se han convertido en sus más fieles aliados y cómplices.

Por hoy es todo, pero mañana estaremos nuevamente en estos espacios de las redes sociales, Dios mediante.

CDR. 
Periodismo Independiente.

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