Producción para el Bienestar transforma el campo
La producción de maíz crecerá en siete por ciento para alcanzar alrededor de 29 millones de toneladas, con una temporada de lluvia generosa; Más de el 60 por ciento del maíz en México es producido por los campesinos de pequeña y mediana escala, los primeros con predios de hasta cinco hectáreas de tierras dependientes del temporal y los segundos con hasta 20 hectáreas de temporal o cinco de riego.
Hay un millón 900 mil productores de maíz de pequeña y mediana escala, y de ellos alrededor del 80 por ciento, o sea, un millón 600 mil, son apoyados por el programa Producción para el Bienestar.
urante el 2019 y 2020 Producción para el Bienestar ha incorporado a su padrón de beneficiarios a 244 mil 639 productores de pueblos originarios, 65 por ciento de ellos de Chiapas, Oaxaca y Guerrero que cuentan con predios inferiores a tres hectáreas y su cultivo principal es el maíz.
A través del acompañamiento técnico se da apoyo a productores durante todo el proceso de los ciclos agrícolas. Es decir, un técnico agroecológico los guía para mejorar o incorporar técnicas y así elevar rendimientos, aunado a ser amigables con el ambiente.
Este acompañamiento tiene como beneficiarios a campesinos de 23 regiones de la República, fundamentalmente zonas indígenas y con altos índices de pobreza y/o violencia.
Se resalta que el programa Producción para el Bienestar cumplió al cien por ciento su meta de apoyar este 2020 a 2.1 millones de productores de pequeña y mediana escala de maíz, frijol, trigo, arroz, otros granos, café y caña de azúcar. Se reporta, que al 30 de septiembre, se han entregado apoyos a dos millones 128 mil 242 productores, con seis millones 424 mil 137 hectáreas; el monto pagado sumó 10 mil 308.3 millones de pesos, 93.7 por ciento de la meta anual.
Afirmó que el 30.6 por ciento de beneficiarios de maíz son mujeres, lo cual va en consonancia con el porcentaje de 31.5 de mujeres participantes en el total de productores de todo tipo de cultivo de Producción para el Bienestar.
Los productores indígenas y sus familias nunca antes habían recibido, en su gran mayoría, apoyos de política públicas de fomento productivo.
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