El frijol, la semilla identitaria del mexicano
Actualmente, la alimentación de los mexicanos es resultado de la unión de diversos ingredientes y sabores, muchos de los cuales son de origen prehispánico, mientras que otros llegaron a México durante o después de la Conquista.
Los españoles, al llegar al Nuevo Mundo observaron que los nativos de tierras americanas sembraban el frijol, el maíz y la calabaza muy cerca uno del otro. Estas tres plantas se ayudan entre sí y se han llamado “las tres hermanas” desde tiempos ancestrales. Este método ecológico de sembrado es empleado hasta nuestros días.
El nombre en náhuatl de esta planta y semilla es ayocotle, aunque la fonética española la derivó en ayocote, mismo que actualmente es una especie de frijol. Ésta fue llevada a España en 1522, desde donde su consumo se extendió al resto de Europa.
Los frijoles son utilizados como uno de los cultivos principales en la milpa, y tiene diversos nombres dependiendo de la región como judías, habichuelas, poroto y alubias. En nuestro país, las variedades más consumidas son los frijoles negros, pintos, flor de mayo y de junio, peruanos y bayos, y este consumo muchas veces depende de la región, por ejemplo, en el norte se comen más pintos, en el centro y sur, se consume más el frijol negro.
Otra variedad importante y muy usada es el frijol verde, que es la vaina tierna de esta leguminosa y que conocemos como ejote, y es una de las hortalizas más importantes de la alimentación debido a su contenido de vitaminas y minerales.
Los estados con mayor producción, según el Panorama Agroalimentario 2019, son Zacatecas con 423,394 t., Sinaloa con 173,992 t. y Durango con 105,177 t.
El proceso de siembra y cosecha del frijol es largo y detallado, se cuida cada detalle del suelo y de la semilla, pues el frijol es fundamental para la economía del país y un elemento importantísimo en la alimentación del mexicano, no sólo por su rico valor nutrimental sino porque forma parte de nuestra identidad nacional.
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