viernes, 4 de octubre de 2013

EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ


EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ

¡SI NOMÁS VINE POR LA ‘INCHE GUITARRA!

Por Ramón Durón Ruiz


Cuenta la leyenda que en un monasterio budista del Himalaya, un buen día uno de los monjes guardianes amaneció sin vida. Le hicieron los rituales tibetanos llenos de respeto y un singular misticismo propios para la ocasión.

Sin embargo, era preciso que otro monje asumiera sus funciones. Debía encontrarse el monje adecuado para llevarlas a cabo. El Gran Maestro convocó a todos los discípulos del monasterio para determinar quién ocuparía el honroso puesto de Guardián.

El Maestro, con tranquilidad colocó una mesita en el centro de la enorme sala en la que estaban reunidos y encima de ésta un exquisito jarrón de porcelana, y en él, una rosa amarilla de extraordinaria belleza y dijo:

He aquí el problema. Asumirá el puesto de Honorable Guardián de nuestro monasterio el primer monje que lo resuelva.Todos quedaron asombrados mirando aquella escena. Los monjes se quedaron como petrificados, en  el más respetuoso silencio, hundidos en sus interrogantes internas… ¿Qué representaría ese bello jarrón con flores? ¿Qué hacer con él?¿Cuál podría ser el enigma encerrado en tan delicada belleza? Eran  tantas  preguntas.

En un momento determinado, uno de los discípulos sacó una espada, miró al Gran Maestro, y a todos sus compañeros, se dirigió al centro de la sala y de un tajo destruyó todo. Tan pronto el discípulo retornó a su lugar, el Gran Maestro dijo:

Honremos al nuevo Guardián del Monasterio, se ha atrevido no sólo a dar solución al problema…¡sino a eliminarlo!”1

La moraleja es formidable, todos, absolutamente todos tenemos problemas, el secreto está en no sobredimensionarlos, enfrentarlos con sabiduría, mirarlos con la óptica correcta y –como el discípulo– de un sólo tajo… eliminarlos de nuestra vida. 

Cuando estas en equilibrio con tu ser interior, la adversidad, los problemas y el dolor,sirven para darte claridad mental y una generosa auto aceptación, que te lleva a ir más allá de tus límites.

Cuántas veces un problema te propicia el entendimiento preciso de la vida, a la vez que trae aparejado que tengas una visión mental clara, y una vez pasada la tormenta –porque nada es para siempre, ni los problemas… ni el éxito–por una parte te aleja del egocentrismo y por otra, te genera una saludable calma y una profunda paz interior.

Cuando llega la adversidad con un problema, se ponen en juego todos tus sentidos corporales (vista, olfato, tacto, oído, gusto) y también entran en juego los extra corporales (sentido de la vida, del equilibrio, sentido común, de ubicuidad, del amor y sentido del humor) que en conjunto detonan el maravilloso poder que vibra en tu interior.

El viejo Filósofo quiere que no seas de esos seres emocionalmente frágiles que se culpan de todo y sufren por pequeñeces, no permitas que esos errores se repitan, porque sólo te conducen a la innecesaria perdida de tu energía vital.

Como dice Lupita D’Alessio hay que “hacer limpieza al armario”;hoy date permiso de hacer un vaciamiento espiritual y dejar en el cesto de la basura, aquellas emociones que le impide a tus alas levantar vuelo.

Hoy entiende que vives al límite de los milagros, que naciste para ser constructivo y creador, disfruta del sentido de la virtud que hace a un lado el tener para disfrutar el ser, busca lo esencial sobre lo trivial... recuerda que eres una expresión de amor.

Hago votos para que ningún problema tenga el poder “de robarte tu sueño tranquilo… ni los amaneceres bellos”

Resulta que Rugiano –el tahonero de Güémez– llega a su casa a las dos de la mañana hasta las manitas de pasado de copas. Enfurecida, su vieja le reclama:

Mira como siempre creando problemas, con esta inseguridad me tienes con el Jesús en la boca ¿Te parece una bonita hora para llegar a dormir?

¡Ah chinga’o, chinga’o! y ¿Quién te dijo que ya llegué?... ¡si nomás vine por la ‘inche guitarra!


filosofo2006@prodigy.net.mx/Facebook: filosofoguemez-oficial /Twitter: @filosofoguemez

No hay comentarios:

Publicar un comentario